Existen muchas formas de estar en soledad. Todos hemos estado solos en ocasiones circunstanciales, pero con la tranquilidad de que, en algún momento, alguien vendría a acompañarnos. Distinta suerte corre quien, por diversas circunstancias de la vida, se encuentra verdaderamente solo, sin nadie que se preocupe ni comparta sus penas y alegrías.
Hay quien la soledad lo atrapó desprevenido y, casi sin darse de cuenta, se descubrió rodeado de ausencias. Pero también existe aquel que goza de su soledad y se esfuerza por mantenerla, tal vez convencido del refrán que reza “mejor solo que mal acompañado”.
Lo cierto es que hay que aprender a convivir con la soledad. Es vital aceptar la compañía de uno mismo y poder vivir en paz con la conciencia propia. Como dijo el poeta Gustavo Adolfo Bécquer, “la soledad es el imperio de la conciencia”.
El tema de la soledad es de frecuente reflexión para los escritores e intelectuales.
No se trata de caer en un exceso de lirismo y de menospreciar el contacto humano y las relaciones sociales, imprescindibles para una vida plena.
La soledad es una etapa; por la que todos pasamos, no importa que tengas a seres que te aman si no que, nos sirve para restaurar tu yo interior; es decir analizar tus fallas, tus errores, tus tropiesos y tus logros la soledad es paz………..
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